Apenas se repone la población de la ejecución del conocido empresario de la masa y la tortilla, Abel “N”, ultimado frente a su domicilio en el barrio del Topil, del centro de Tlaltizapán, en donde su ayudante resultó gravemente her
ido, y ahora ejecutan a otro hombre por el rumbo de Ticumán.
El cadáver del varón, que está en calidad de desconocido, presentaba señales de tortura, así como de heridas de bala de grueso calibre; de acuerdo a las evidencias, esta ejecución se perpetró a un costado de la carretera local de Ticumán, en el paraje “San Juanes”, durante la noche o madrugada.
Sin embargo, el cadáver fue descubierto al amanecer por algunos conductores que circulaban por el lugar, quienes observaron a unos metros de la carretera, en un claro de la maleza a una persona tirada y con sangre, por lo que reportaron los hechos a la policía, sin que se pudiera hacer nada, más que levantar el cuerpo y llevarlo a la morgue de la zona sur en espera de que se presenten a identificarlo.
Debido al hermetismo que se guarda en torno a los hechos delictuosos en la entidad, se desconoce si la víctima fue víctima de un secuestro o de una extorsión no pagada, pero no falta la versión justificante de que es un ajuste de cuenta entre bandas que vienen de otros estados, como si esto ya no correspondiera a la autoridad evitarlo.
Por lo solitario del camino y del paraje, nadie sabe quien lo mató, por qué motivos ni la hora, ya que por ese rumbo por la noche es peligroso circular, inclusive, ni la misma policía se ve por ahí, de tal modo que los responsables de este crimen tuvieron la oportunidad y el tiempo suficiente para darle muerte, no sin antes torturar a su víctima a quien previamente habían atado de pies y manos.