Jacobo Zabludovsky se presentó el pasado martes 9 de junio en la Sinagoga Justo Sierra 71, en el marco del seminario de Estudios sobre el Barrio de la Merced con el título “La Merced, Mi barrio”, donde narró su niñez en la Ciudad de México y cómo creció en el barrio hasta sus inicios en el mundo del periodismo.
Zabludovsky Kraveski, en su calidad de integrante honorario del Consejo Consultivo para el rescate integral de La Merced, dijo que ahora el Centro Histórico es uno de los más grandes atractivos turísticos de México, el cual ha visto una mejoría en su imagen.
Mencionó que el Centro Histórico ha sido mejorado desde sus entrañas, en el drenaje, hasta toda la red de alumbrado que estaba sobre las calles de Madero, 16 de septiembre y otras que se han remodelado. “Se nos olvida como fue (el primer cuadro de la ciudad)”, mencionó.
Por otro lado, recordó que la Merced es más difícil de remodelar que el Centro Histórico, debido a que es una de las zonas más comerciales de México, y posiblemente de América Latina, por lo que alguien siempre va a salir afectado, en este caso las personas que tienen sus comercios ambulantes para sacar “el pan” que llevar a la casa.
Sin embargo, abogó para que se rescataran los sitios históricos que existen en el barrio de La Merced y sus alrededores; en especial los referentes a la migración judía que llegó a México a principios del siglo pasado y que se establecieron en la zona. “La Merced es la casa grande de los judíos”.
Además de mencionar sus impresiones sobre el primer cuadro de la ciudad, Jacobo Zabludovsky aprovechó para contar un poco sobre su niñez, desde su nacimiento en la colonia Doctores, el 24 de mayo de 1928, cuando era un “llano despoblado, polvoso y sin baquetas”.
El periodista mencionó que desde sus primeros años veía a los locutores de radio como gente de otro mundo, “eran personajes como fantasmas”, debido a que siempre se encontraba encendido y te forzaba a imaginarte a los que estaban del otro lado del micrófono, así como las historias que contaban.
Mencionó que su decisión de estudiar leyes fue porque no existía la carrera de periodismo, por lo que ingresó a esa licenciatura para darle una cultura general; y que desde ahí fue subiendo “ladrillo a ladrillo, (por lo que) no sentí los efectos de las alturas”, afirmó.
Finalmente, platicó sobre sus vivencias en el barrio de La Merced, donde conoció a varios de sus amigos, con quienes aún se reúne para recordar las grandes experiencias.