- Estaban en las listas de la Agencia Federal de Investigación (AFI) y de la Secretaría espuria de Seguridad Pública Federal (SSPF)
- * El arraigado narco-funcionario ex secretario de Seguridad Pública de Morelos, Luis Angel Cabeza de Vaca, no percibía sueldo en esas dependencias, pero tenía gran cercanía con el titular ilegítimo de la SSPF, Genaro García Luna / De hecho, el 2 de enero del 2008, nombró directora de área a Gloria García Luna, hermana del funcionario calderonista
Francisco Javier Espinoza Luna y Guillermo Vargas Rodríguez cobraban en dos nóminas y servían a dos amos. Los dos ex coordinadores de la Policía Ministerial de Morelos sujetos a investigación por sus presuntos vínculos con el crimen organizado también cobraban en las nóminas de la Agencia Federal de Investigación (AFI) y de la Secretaría de Seguridad Pública Federal (SSPF), según consta en documentos oficiales en poder de Reporte Indigo. El ex secretario de Seguridad Pública de Morelos, Luis Angel Cabeza de Vaca, no percibía sueldo en esas dependencias, pero tenía gran cercanía con el titular (espurio) de la SSP Genaro García Luna. De hecho, el 2 de enero de 2008, nombró directora de área a Gloria García Luna, hermana del funcionario federal fecalista.
A petición del Gobierno de Morelos, los tres funcionarios fueron evaluados periódicamente por la SSP Federal a través de exámenes de confianza, y siempre los pasaron, aunque los hechos por los que hoy se les investiga demuestran otra cosa.
“Está claro que cualquier funcionario tiene el riesgo de que algún subalterno traicione. La diferencia es: ¿qué hacemos cuando eso sucede? “Porque, finalmente, podemos estar haciendo selección de personal en el proceso de depuración de las evaluaciones periódicas, y siempre existirá el riesgo de que una persona, tomando una decisión equivocada, ceda a presiones o maniobras del crimen organizado y traicione la confianza”, señala el Gobernador de Morelos, Marco Adame Castillo, en entrevista exclusiva.
Esta es la investigación realizada por Reporte Indigo.
Narco-Estado
Desde hace 14 años, no importa el partido al que pertenezca el gobernador en turno, si son veteranos o jóvenes, los mandos policiacos de Morelos han terminado envueltos en el escándalo por proteger al Crimen Organizado, igual a narcotraficantes que a secuestradores.Al ex gobernador Jorge Carrillo Olea (1994-1998) se le acusa de haber abierto la puerta al narcotráfico. Y al primer gobernador de extracción panista, Sergio Estrada Cajigal (2000-2006), se le señala por haberse metido a la cama con ellos. Durante su Gobierno, a Estrada Cajigal se le vinculó sentimentalmente con Nadia Esparragoza Gastélum, hija del narcotraficante Juan Jesús Esparragoza Moreno, alias El Azul, quien, como otros narcotraficantes, escogió la Ciudad de la Eterna Primavera como hogar y plataforma logística.Los dos ex gobernadores fueron sujetos a juicio político. Carrillo Olea fue destituido y dejó el cargo; Estrada Cajigal también fue destituido, pero se mantuvo en su puesto con el apoyo del gobierno federal, entonces encabezado por Vicente Fox, y gracias a una suspensión provisional que le concedió la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El también panista Marco Adame Castillo, en su tercer año de administración, tampoco sale bien librado, ya que tres de los funcionarios responsables de la seguridad pública estatal están siendo investigados. Se trata de los coordinadores de la policía ministerial Francisco Javier Espinoza Luna y Guillermo Vargas Rodríguez, y el secretario de Seguridad Pública Luis Angel Cabeza de Vaca Rodríguez. Este último actualmente está arraigado por la Subsecretaría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) de la Procuraduría General de la República. Espinoza Luna, ex comandante de la AFI, estuvo al frente de la Policía Ministerial desde el último año de la administración de Estrada Cajigal hasta 2008. Vargas Rodríguez, comandante de la PFP, fue el titular del 2008 a abril del 2009.Cabeza de Vaca fue destituido el 15 de mayo a través de una renuncia simulada. Habrá que indagar cuál es la mano que mece la cuna de la complicidad entre los mandos policíacos y los narcotraficantes, detectar qué es lo que ha permitido que ese vínculo permanezca intacto pese a los funcionarios morelenses destituidos e incluso algunos encarcelados.
Por lo pronto, hay indicios a seguir.
El común denominador entre Espinoza Luna, Vargas Rodríguez y Cabeza de Vaca es que los tres están vinculados con la Agencia Federal de Investigación o con la Secretaría de Seguridad Pública federal. Los tres tuvieron el aval de la SSP.
En entrevista, el Gobernador Adame Castillo explicó que pidió a la Secretaría de Seguridad Pública federal practicar exámenes de confianza a los tres funcionarios para saber si eran aptos para sus respectivos cargos. Los resultados fueron favorables. Otro hecho que no puede pasar inadvertido es que Gloria García Luna, hermana de Genaro García Luna, era una de las cercanas colaboradoras de Cabeza de Vaca. De acuerdo a funcionarios del Gobierno de Morelos, fue Cabeza de Vaca, y no el gobernador, quien la nombró directora de Prevención del Delito y Servicios a la Comunidad el 2 de enero del 2008.
De la puerta a la cama
El estado de Morelos, particularmente Cuernavaca y los municipios que rodean a esta ciudad, se convirtieron en pieza clave para los cárteles de la droga mexicanos.
La Ciudad de la Eterna Primavera fue elegida como lugar de residencia de los capos, no por su exuberante naturaleza, su clima, sus lujosos fraccionamientos o discretas fincas, sino por su ubicación geográfica.
Tan cerca de la Ciudad de México y Guerrero (una salida natural al Océano Pacífico), Cuernavaca es una plataforma logística estratégica para sus operaciones, explica Adame Castillo. Se afirma que quien abrió la puerta a los narcotraficantes, particularmente al Cártel de Sinaloa, fue el gobernador priísta Jorge Carrillo Olea a fines de la década de los 90. En 1998 fue destituido acusado de tener vínculos con el Crimen Organizado y de solapar a sus mandos policíacos. Pero quien se sentó con ellos en la mesa, e incluso presuntamente se metió a la cama, fue el primer gobernador de origen panista Sergio Estrada Cajigal. A finales de su mandato, no sólo circulaban leyendas de su “helicóptero del amor”, sino también historias sobre sus presuntos vínculos sentimentales con Nadia Esparragoza Gastélum, hija de Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, quien en aquellos años era parte de la “Federación” junto con el Cártel de Sinaloa, los hermanos Beltrán Leyva y el Cártel de Juárez de los Carrillo Fuentes. Si uno pregunta a los habitantes de Cuernavaca acerca del cambio social de la ciudad, señalan que con Carrillo Olea comenzó a percibirse que el consumo de drogas iba en aumento. Era apenas el inicio.
Dicen que el narcomenudeo creció exponencialmente con Estrada Cajigal. A partir de su administración, por las calles de Cuernavaca empezaron a circulan vehículos lujosos con escoltas que no precisamente. Y no son de los empresarios que tienen sus casas de descanso en el lugar. Selectos fraccionamientos como Tabachines y Vista Bella son el escondite perfecto. Los altos muros que rodean las villas ubicadas en amplios terrenos impiden ver lo ocurre al interior. Quizá por ello, ni el gobernador Adame Castillo ni su equipo de seguridad pudieron percatarse de que en la contraesquina de la casa de gobierno, donde habitan el gobernador y su familia, vivían y operaban presuntos narcotraficantes del Cártel de los Beltrán Leyva. En el gobierno de Carrillo Olea fueron removidos de sus cargos Jesús Miyazawa, coordinador de la Policía Judicial de Morelos, y Armando Martínez Salgado, comandante antisecuestros de la Policía Ministerial. Este último fue sorprendido arrojando el cadáver de un secuestrador torturado que pertenecía a bandas contrarias a las que los funcionarios protegían.
En el Gobierno de Estrada Cajigal, dos funcionarios terminaron en la cárcel por sus presuntos vínculos con el narcotráfico. Luis Alberto Pliego Fuentes, coordinador de la Policía Ministerial del año 2000 al 2002 y José Agustín Montiel López, quien ocupó el mismo cargo del 2002 al 2004, cuando fue detenido. Pliego Fuentes llegó recomendado por la PFP. En el 2000 ocupó el cargo de inspector general de la Coordinación de Inteligencia para la Prevención del Delito de la Policía Federal Preventiva, cuando Genaro García Luna era el coordinador y Wilfrido Robledo era el comandante de la PFP. En el 2002 fue acusado ante la PGR por el secuestrador Marcos Tinoco, alias El Coronel, de proteger a secuestradores, incluyéndolo a él. Pero pese a esas denuncias, nada se hizo contra Pliego Fuentes. Las cosas cambiaron el 7 de febrero del 2005, cuando Pliego Fuentes fue acusado de controlar y organizar la distribución de cocaína propiedad de Vicente Carrillo Leyva y Juan José Esparragoza Moreno, líderes del Cártel de Juárez. Además, se le señaló por brindar protección a los embarques de diversas bandas de narcotraficantes en dicho estado y encubrir a secuestradores. Y todo esto lo hizo cuando estaba al frente de la Policía Ministerial de Morelos.
Cuando fue detenido, Pliego Fuentes declaró que su cómplice era Eduardo Becerra Pérez, el primer secretario de Gobierno en la administración de Estrada Cajigal. Murió en el penal de máxima seguridad del Altiplano, en el Estado de México, el 22 de febrero del 2007. El sucesor de Pliego Fuentes, Montiel Pérez, siguió protegiendo a los narcotraficantes hasta que fue detenido el 6 de abril de 2004 junto con su segundo de a bordo, Raúl Galindo. Los dos fueron acusados de estar coludidos con el Cártel de Sinaloa. La PGR los señaló por brindarle seguridad en el estado y custodiar cargamentos de droga que llegaban al aeropuerto de Cuernavaca. Están presos en el penal del Altiplano, y el año pasado se les dictó sentencia: 33 años para Montiel Pérez y 23 para Raúl Galindo.
Narco-mandos policiacos en la nómina federal
La penetración del Crimen Organizado en Morelos es tan grande que se transmite de sexenio a sexenio. Cuando Adame Castillo fue electo gobernador, mantuvo en sus cargos a dos de los hombres clave que manejaban la seguridad pública en la administración de Estrada Cajigal: Francisco Javier Espinoza Luna, coordinador de la Policía Ministerial, y Luis Angel Cabeza de Vaca Rodríguez, secretario de Seguridad Pública. Dice que lo hizo porque quiso dar continuidad al trabajo que venían realizando y tenerlos a prueba. El problema es que “el trabajo que venían realizando” era la presunta protección al Crimen Organizado, igual que sus antecesores.
Espinoza Luna llegó a la Policía Ministerial de Morelos procedente de la AFI encabezada por Genaro García Luna. No tenía una preparación académica que lo respaldara, según consta en su currículum oficial en la Secretaría de la Función Pública. Apenas y terminó el bachillerato. Tampoco tuvo una trayectoria policial relevante, aunque sí una larga carrera en la Policía Judicial, que luego García Luna transformó en la AFI. Cuando fue llevado a Morelos, Espinoza Luna tenía un puesto de comandante en la Jefatura Regional de la PGR en Tlaxcala. Del 2006 al 2008, cuando estuvo como coordinador de la Policía Ministerial de Morelos ganando un sueldo mensual de 60 mil pesos, Espinoza Luna siguió cobrando en la AFI e hizo sus declaraciones patrimoniales como si todavía estuviera adscrito a la Jefatura Regional de Tlaxcala cobrando un sueldo mensual de 77 mil pesos. Más de lo que le pagaba el Gobierno de Morelos. ¿Para quién trabajaba realmente si tenía dos amos? En agosto de del año pasado, fue relevado del cargo. De acuerdo a lo investigado por Reporte Indigo, fue despedido por presuntos vínculos con la delincuencia organizada.
Días después de su salida, el 23 de mayo del 2008, fue ejecutado el subprocurador de Asuntos contra la Delincuencia Organizada Andrés Dimitriadis Juárez. Ese fue el botón que disparó la violencia inusitada en Morelos y las investigaciones que hoy tienen en el banquillo a los tres funcionarios del gobierno de Adame Castillo.
Espinoza Luna fue sustituido por Guillermo Vargas Rodríguez, nacido el 8 de julio de 1951, a quien respaldaban 27 años de servicio. Desde 1978 fungió como primer oficial de Inspección y Vigilancia de la Policía Federal de Caminos estando adscrito en diversos Estados de la República. Desde el año 2000 fungió como inspector de la Policía Federal Preventiva (PFP), donde llegó a ser jefe de Destacamento en Baja California, Chihuahua, Veracruz y Tamaulipas. En esta última Entidad colaboró hasta julio del 2008 como comisario de Sector en Tampico. Supuestamente es licenciado en Derecho. Así aparece en el currículum dado a conocer por Francisco Coronato Rodríguez, entonces procurador general de Justicia de Morelos, cuando Vargas Rodríguez tomó protesta del cargo. Sin embargo, según el currículum que él mismo entregó a la Secretaría de la Función Pública, apenas contaba con el certificado de preparatoria.
Y cuando fue nombrado coordinador de la Policía Ministerial de Morelos, era agente de la PFP adscrito a la Coordinación de Seguridad Regional. “Con el ánimo de tener la certeza de la honorabilidad, honestidad y profesionalismo de su persona, el propio procurador solicitó fuera sometido a todos los exámenes de control de confianza, mismos que le fueron aplicados por la Secretaría de Seguridad Pública Federal”, señaló Coronato Rodríguez, quien fue removido de su cargo el 15 de mayo pasado. “He cumplido con los exámenes de control de confianza que me fueron practicados por el Sistema Nacional de Seguridad Pública a través de la Policía Federal, así como los que exige la Ley Orgánica de esta Representación Social. Soy un creyente de esto, el orden y la transparencia”, afirmó Vargas Rodríguez al tomar protesta de su nuevo cargo.
Como coordinador general de la Policía Ministerial, Vargas Rodríguez tenía un puesto 107 A, con un sueldo de 60 mil pesos mensuales, que se complementaba con una percepción de 36 mil pesos de la SSP Federal. Renunció a su cargo por “motivos de salud” el pasado 28 de abril, luego de que elementos bajo su mando participaron en la desaparición y asesinato de cuatro jóvenes de la Colonia Flores Magón involucrados en operaciones de narcomenudeo. El ex funcionario es investigado por la Subprocuraduría de la Zona Metropolitana y la PGR por su responsabilidad en estos homicidios y su presunto involucramiento con el narcotráfico. De acuerdo a lo reportado por la prensa sobre el levantón, presuntamente también participaron elementos de la Policía Federal Preventiva. A Vargas Rodríguez no le preocupa haber sido despedido de Morelos. Sigue cobrando en la SSP Federal, como lo demuestra su declaración patrimonial presentada el 20 de mayo pasado. Lo que habría de preguntar a la AFI y a la SSP federal es: ¿por qué Espinoza Luna y los colaboradores de Adame seguían cobrando en esas dependencias? ¿Eran aviadores? ¿Para quién trabajaban realmente?
El jefe de la hermana de García Luna
Luis Angel Cabeza de Vaca apenas tiene 35 años de edad, pero cuenta con una larga historia.
Su padre fue comandante de la 24ª Zona Militar, que abarca el territorio de Morelos. El apenas llegó a terminar el bachillerato; sin embargo, en eventos, incluso de la Presidencia de la República, lo llegaron a llamar “general”. Inició su formación policial en el Estado de Querétaro, lugar de residencia de varios narcotraficantes, particularmente Juriquilla. Cabeza de Vaca llegó a trabajar a la Secretaría de Seguridad Pública de Morelos en el 2001. El titular era Cesáreo Carvajal Guajardo, quien recomendó a Pliego Fuentes con Estrada Cajigal. Actualmente es secretario técnico del Consejo Estatal de Seguridad Pública de San Luis Potosí. Desde su paso por Morelos, Carvajal Guajardo es señalado por su presunto involucramiento con el narcotráfico, se le acusa de haber protegido a Pliego Fuentes.
Ahora que está en San Luis Potosí, la situación sigue igual.
En agosto del 2008 aparecieron mantas en el Estado acusando a Carvajal Guajardo de proteger al narcotráfico. San Luis Potosí, al igual que otros Estados, no ha estado exento de olas de secuestros y ejecuciones atribuidas al Crimen Organizado. Cabeza de Vaca fue director de la Policía Estatal de Caminos, director de la Policía Preventiva Zona Sur Poniente, director de Enlace con el Sistema Nacional de Seguridad Pública e integrante del Primer Consejo Consultivo de Asesores del Poder Ejecutivo del Estado de Morelos. El 16 de enero, Sergio Estrada Cajigal lo nombró secretario de Seguridad Pública, puesto en el que fue ratificado por Adame Castillo.
Cabeza de Vaca solía presumir su buena relación con Genaro García Luna. Tanto, que el 2 de enero del 2008 nombró a su hermana Gloria García Luna directora de Prevención del Delito y Servicios a la Comunidad. De acuerdo al currículum que aparece en la página electrónica del Gobierno de Morelos, Gloria García Luna trabajó en la Secretaría Técnica del Consejo Estatal de Seguridad Pública de San Luís Potosí. Antes había trabajado como subjefe de unidad en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional y en el Colegio Estatal de Seguridad Pública de Morelos (2001-2003), cuando Carvajal Guajardo y Cabeza de Vaca estaban en la SSP de Morelos.
“Morelos es un Estado que ha hecho un gran esfuerzo por combatir el crimen, por mantener el orden y la paz social”, afirmó García Luna el año pasado en una de sus visitas a Morelos cuando Cabeza de Vaca era titular de la SSP estatal.
Para cuidar las formas, Cabeza de Vaca presentó su renuncia a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado el 15 de mayo pasado. De acuerdo a fuentes del Gobierno de Morelos, el gobernador le pidió su renuncia. Según las investigaciones realizadas por la PGR y el Gobierno estatal, hay claros indicios de su presunto involucramiento con el narcotráfico. Horas después de su “renuncia”, fue detenido por la SIEDO y actualmente está en arraigo. La gran pregunta es a qué mando servían los tres funcionarios nombrados por Adame Castillo: Espinoza Luna, Vargas Rodríguez y Cabeza de Vaca. Al gobernador, a los narcotraficantes o a la AFI y la SSP Federal, o a una mezcla de todos.
Las dependencias federales deberán explicar por qué esos funcionarios seguían en sus nóminas aunque oficialmente ya no trabajaban ahí.
A petición del Gobierno de Morelos, los tres funcionarios fueron evaluados periódicamente por la SSP Federal a través de exámenes de confianza, y siempre los pasaron, aunque los hechos por los que hoy se les investiga demuestran otra cosa.
“Está claro que cualquier funcionario tiene el riesgo de que algún subalterno traicione. La diferencia es: ¿qué hacemos cuando eso sucede? “Porque, finalmente, podemos estar haciendo selección de personal en el proceso de depuración de las evaluaciones periódicas, y siempre existirá el riesgo de que una persona, tomando una decisión equivocada, ceda a presiones o maniobras del crimen organizado y traicione la confianza”, señala el Gobernador de Morelos, Marco Adame Castillo, en entrevista exclusiva.
Esta es la investigación realizada por Reporte Indigo.
Narco-Estado
Desde hace 14 años, no importa el partido al que pertenezca el gobernador en turno, si son veteranos o jóvenes, los mandos policiacos de Morelos han terminado envueltos en el escándalo por proteger al Crimen Organizado, igual a narcotraficantes que a secuestradores.Al ex gobernador Jorge Carrillo Olea (1994-1998) se le acusa de haber abierto la puerta al narcotráfico. Y al primer gobernador de extracción panista, Sergio Estrada Cajigal (2000-2006), se le señala por haberse metido a la cama con ellos. Durante su Gobierno, a Estrada Cajigal se le vinculó sentimentalmente con Nadia Esparragoza Gastélum, hija del narcotraficante Juan Jesús Esparragoza Moreno, alias El Azul, quien, como otros narcotraficantes, escogió la Ciudad de la Eterna Primavera como hogar y plataforma logística.Los dos ex gobernadores fueron sujetos a juicio político. Carrillo Olea fue destituido y dejó el cargo; Estrada Cajigal también fue destituido, pero se mantuvo en su puesto con el apoyo del gobierno federal, entonces encabezado por Vicente Fox, y gracias a una suspensión provisional que le concedió la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El también panista Marco Adame Castillo, en su tercer año de administración, tampoco sale bien librado, ya que tres de los funcionarios responsables de la seguridad pública estatal están siendo investigados. Se trata de los coordinadores de la policía ministerial Francisco Javier Espinoza Luna y Guillermo Vargas Rodríguez, y el secretario de Seguridad Pública Luis Angel Cabeza de Vaca Rodríguez. Este último actualmente está arraigado por la Subsecretaría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) de la Procuraduría General de la República. Espinoza Luna, ex comandante de la AFI, estuvo al frente de la Policía Ministerial desde el último año de la administración de Estrada Cajigal hasta 2008. Vargas Rodríguez, comandante de la PFP, fue el titular del 2008 a abril del 2009.Cabeza de Vaca fue destituido el 15 de mayo a través de una renuncia simulada. Habrá que indagar cuál es la mano que mece la cuna de la complicidad entre los mandos policíacos y los narcotraficantes, detectar qué es lo que ha permitido que ese vínculo permanezca intacto pese a los funcionarios morelenses destituidos e incluso algunos encarcelados.
Por lo pronto, hay indicios a seguir.
El común denominador entre Espinoza Luna, Vargas Rodríguez y Cabeza de Vaca es que los tres están vinculados con la Agencia Federal de Investigación o con la Secretaría de Seguridad Pública federal. Los tres tuvieron el aval de la SSP.
En entrevista, el Gobernador Adame Castillo explicó que pidió a la Secretaría de Seguridad Pública federal practicar exámenes de confianza a los tres funcionarios para saber si eran aptos para sus respectivos cargos. Los resultados fueron favorables. Otro hecho que no puede pasar inadvertido es que Gloria García Luna, hermana de Genaro García Luna, era una de las cercanas colaboradoras de Cabeza de Vaca. De acuerdo a funcionarios del Gobierno de Morelos, fue Cabeza de Vaca, y no el gobernador, quien la nombró directora de Prevención del Delito y Servicios a la Comunidad el 2 de enero del 2008.
De la puerta a la cama
El estado de Morelos, particularmente Cuernavaca y los municipios que rodean a esta ciudad, se convirtieron en pieza clave para los cárteles de la droga mexicanos.
La Ciudad de la Eterna Primavera fue elegida como lugar de residencia de los capos, no por su exuberante naturaleza, su clima, sus lujosos fraccionamientos o discretas fincas, sino por su ubicación geográfica.
Tan cerca de la Ciudad de México y Guerrero (una salida natural al Océano Pacífico), Cuernavaca es una plataforma logística estratégica para sus operaciones, explica Adame Castillo. Se afirma que quien abrió la puerta a los narcotraficantes, particularmente al Cártel de Sinaloa, fue el gobernador priísta Jorge Carrillo Olea a fines de la década de los 90. En 1998 fue destituido acusado de tener vínculos con el Crimen Organizado y de solapar a sus mandos policíacos. Pero quien se sentó con ellos en la mesa, e incluso presuntamente se metió a la cama, fue el primer gobernador de origen panista Sergio Estrada Cajigal. A finales de su mandato, no sólo circulaban leyendas de su “helicóptero del amor”, sino también historias sobre sus presuntos vínculos sentimentales con Nadia Esparragoza Gastélum, hija de Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, quien en aquellos años era parte de la “Federación” junto con el Cártel de Sinaloa, los hermanos Beltrán Leyva y el Cártel de Juárez de los Carrillo Fuentes. Si uno pregunta a los habitantes de Cuernavaca acerca del cambio social de la ciudad, señalan que con Carrillo Olea comenzó a percibirse que el consumo de drogas iba en aumento. Era apenas el inicio.
Dicen que el narcomenudeo creció exponencialmente con Estrada Cajigal. A partir de su administración, por las calles de Cuernavaca empezaron a circulan vehículos lujosos con escoltas que no precisamente. Y no son de los empresarios que tienen sus casas de descanso en el lugar. Selectos fraccionamientos como Tabachines y Vista Bella son el escondite perfecto. Los altos muros que rodean las villas ubicadas en amplios terrenos impiden ver lo ocurre al interior. Quizá por ello, ni el gobernador Adame Castillo ni su equipo de seguridad pudieron percatarse de que en la contraesquina de la casa de gobierno, donde habitan el gobernador y su familia, vivían y operaban presuntos narcotraficantes del Cártel de los Beltrán Leyva. En el gobierno de Carrillo Olea fueron removidos de sus cargos Jesús Miyazawa, coordinador de la Policía Judicial de Morelos, y Armando Martínez Salgado, comandante antisecuestros de la Policía Ministerial. Este último fue sorprendido arrojando el cadáver de un secuestrador torturado que pertenecía a bandas contrarias a las que los funcionarios protegían.
En el Gobierno de Estrada Cajigal, dos funcionarios terminaron en la cárcel por sus presuntos vínculos con el narcotráfico. Luis Alberto Pliego Fuentes, coordinador de la Policía Ministerial del año 2000 al 2002 y José Agustín Montiel López, quien ocupó el mismo cargo del 2002 al 2004, cuando fue detenido. Pliego Fuentes llegó recomendado por la PFP. En el 2000 ocupó el cargo de inspector general de la Coordinación de Inteligencia para la Prevención del Delito de la Policía Federal Preventiva, cuando Genaro García Luna era el coordinador y Wilfrido Robledo era el comandante de la PFP. En el 2002 fue acusado ante la PGR por el secuestrador Marcos Tinoco, alias El Coronel, de proteger a secuestradores, incluyéndolo a él. Pero pese a esas denuncias, nada se hizo contra Pliego Fuentes. Las cosas cambiaron el 7 de febrero del 2005, cuando Pliego Fuentes fue acusado de controlar y organizar la distribución de cocaína propiedad de Vicente Carrillo Leyva y Juan José Esparragoza Moreno, líderes del Cártel de Juárez. Además, se le señaló por brindar protección a los embarques de diversas bandas de narcotraficantes en dicho estado y encubrir a secuestradores. Y todo esto lo hizo cuando estaba al frente de la Policía Ministerial de Morelos.
Cuando fue detenido, Pliego Fuentes declaró que su cómplice era Eduardo Becerra Pérez, el primer secretario de Gobierno en la administración de Estrada Cajigal. Murió en el penal de máxima seguridad del Altiplano, en el Estado de México, el 22 de febrero del 2007. El sucesor de Pliego Fuentes, Montiel Pérez, siguió protegiendo a los narcotraficantes hasta que fue detenido el 6 de abril de 2004 junto con su segundo de a bordo, Raúl Galindo. Los dos fueron acusados de estar coludidos con el Cártel de Sinaloa. La PGR los señaló por brindarle seguridad en el estado y custodiar cargamentos de droga que llegaban al aeropuerto de Cuernavaca. Están presos en el penal del Altiplano, y el año pasado se les dictó sentencia: 33 años para Montiel Pérez y 23 para Raúl Galindo.
Narco-mandos policiacos en la nómina federal
La penetración del Crimen Organizado en Morelos es tan grande que se transmite de sexenio a sexenio. Cuando Adame Castillo fue electo gobernador, mantuvo en sus cargos a dos de los hombres clave que manejaban la seguridad pública en la administración de Estrada Cajigal: Francisco Javier Espinoza Luna, coordinador de la Policía Ministerial, y Luis Angel Cabeza de Vaca Rodríguez, secretario de Seguridad Pública. Dice que lo hizo porque quiso dar continuidad al trabajo que venían realizando y tenerlos a prueba. El problema es que “el trabajo que venían realizando” era la presunta protección al Crimen Organizado, igual que sus antecesores.
Espinoza Luna llegó a la Policía Ministerial de Morelos procedente de la AFI encabezada por Genaro García Luna. No tenía una preparación académica que lo respaldara, según consta en su currículum oficial en la Secretaría de la Función Pública. Apenas y terminó el bachillerato. Tampoco tuvo una trayectoria policial relevante, aunque sí una larga carrera en la Policía Judicial, que luego García Luna transformó en la AFI. Cuando fue llevado a Morelos, Espinoza Luna tenía un puesto de comandante en la Jefatura Regional de la PGR en Tlaxcala. Del 2006 al 2008, cuando estuvo como coordinador de la Policía Ministerial de Morelos ganando un sueldo mensual de 60 mil pesos, Espinoza Luna siguió cobrando en la AFI e hizo sus declaraciones patrimoniales como si todavía estuviera adscrito a la Jefatura Regional de Tlaxcala cobrando un sueldo mensual de 77 mil pesos. Más de lo que le pagaba el Gobierno de Morelos. ¿Para quién trabajaba realmente si tenía dos amos? En agosto de del año pasado, fue relevado del cargo. De acuerdo a lo investigado por Reporte Indigo, fue despedido por presuntos vínculos con la delincuencia organizada.
Días después de su salida, el 23 de mayo del 2008, fue ejecutado el subprocurador de Asuntos contra la Delincuencia Organizada Andrés Dimitriadis Juárez. Ese fue el botón que disparó la violencia inusitada en Morelos y las investigaciones que hoy tienen en el banquillo a los tres funcionarios del gobierno de Adame Castillo.
Espinoza Luna fue sustituido por Guillermo Vargas Rodríguez, nacido el 8 de julio de 1951, a quien respaldaban 27 años de servicio. Desde 1978 fungió como primer oficial de Inspección y Vigilancia de la Policía Federal de Caminos estando adscrito en diversos Estados de la República. Desde el año 2000 fungió como inspector de la Policía Federal Preventiva (PFP), donde llegó a ser jefe de Destacamento en Baja California, Chihuahua, Veracruz y Tamaulipas. En esta última Entidad colaboró hasta julio del 2008 como comisario de Sector en Tampico. Supuestamente es licenciado en Derecho. Así aparece en el currículum dado a conocer por Francisco Coronato Rodríguez, entonces procurador general de Justicia de Morelos, cuando Vargas Rodríguez tomó protesta del cargo. Sin embargo, según el currículum que él mismo entregó a la Secretaría de la Función Pública, apenas contaba con el certificado de preparatoria.
Y cuando fue nombrado coordinador de la Policía Ministerial de Morelos, era agente de la PFP adscrito a la Coordinación de Seguridad Regional. “Con el ánimo de tener la certeza de la honorabilidad, honestidad y profesionalismo de su persona, el propio procurador solicitó fuera sometido a todos los exámenes de control de confianza, mismos que le fueron aplicados por la Secretaría de Seguridad Pública Federal”, señaló Coronato Rodríguez, quien fue removido de su cargo el 15 de mayo pasado. “He cumplido con los exámenes de control de confianza que me fueron practicados por el Sistema Nacional de Seguridad Pública a través de la Policía Federal, así como los que exige la Ley Orgánica de esta Representación Social. Soy un creyente de esto, el orden y la transparencia”, afirmó Vargas Rodríguez al tomar protesta de su nuevo cargo.
Como coordinador general de la Policía Ministerial, Vargas Rodríguez tenía un puesto 107 A, con un sueldo de 60 mil pesos mensuales, que se complementaba con una percepción de 36 mil pesos de la SSP Federal. Renunció a su cargo por “motivos de salud” el pasado 28 de abril, luego de que elementos bajo su mando participaron en la desaparición y asesinato de cuatro jóvenes de la Colonia Flores Magón involucrados en operaciones de narcomenudeo. El ex funcionario es investigado por la Subprocuraduría de la Zona Metropolitana y la PGR por su responsabilidad en estos homicidios y su presunto involucramiento con el narcotráfico. De acuerdo a lo reportado por la prensa sobre el levantón, presuntamente también participaron elementos de la Policía Federal Preventiva. A Vargas Rodríguez no le preocupa haber sido despedido de Morelos. Sigue cobrando en la SSP Federal, como lo demuestra su declaración patrimonial presentada el 20 de mayo pasado. Lo que habría de preguntar a la AFI y a la SSP federal es: ¿por qué Espinoza Luna y los colaboradores de Adame seguían cobrando en esas dependencias? ¿Eran aviadores? ¿Para quién trabajaban realmente?
El jefe de la hermana de García Luna
Luis Angel Cabeza de Vaca apenas tiene 35 años de edad, pero cuenta con una larga historia.
Su padre fue comandante de la 24ª Zona Militar, que abarca el territorio de Morelos. El apenas llegó a terminar el bachillerato; sin embargo, en eventos, incluso de la Presidencia de la República, lo llegaron a llamar “general”. Inició su formación policial en el Estado de Querétaro, lugar de residencia de varios narcotraficantes, particularmente Juriquilla. Cabeza de Vaca llegó a trabajar a la Secretaría de Seguridad Pública de Morelos en el 2001. El titular era Cesáreo Carvajal Guajardo, quien recomendó a Pliego Fuentes con Estrada Cajigal. Actualmente es secretario técnico del Consejo Estatal de Seguridad Pública de San Luis Potosí. Desde su paso por Morelos, Carvajal Guajardo es señalado por su presunto involucramiento con el narcotráfico, se le acusa de haber protegido a Pliego Fuentes.
Ahora que está en San Luis Potosí, la situación sigue igual.
En agosto del 2008 aparecieron mantas en el Estado acusando a Carvajal Guajardo de proteger al narcotráfico. San Luis Potosí, al igual que otros Estados, no ha estado exento de olas de secuestros y ejecuciones atribuidas al Crimen Organizado. Cabeza de Vaca fue director de la Policía Estatal de Caminos, director de la Policía Preventiva Zona Sur Poniente, director de Enlace con el Sistema Nacional de Seguridad Pública e integrante del Primer Consejo Consultivo de Asesores del Poder Ejecutivo del Estado de Morelos. El 16 de enero, Sergio Estrada Cajigal lo nombró secretario de Seguridad Pública, puesto en el que fue ratificado por Adame Castillo.
Cabeza de Vaca solía presumir su buena relación con Genaro García Luna. Tanto, que el 2 de enero del 2008 nombró a su hermana Gloria García Luna directora de Prevención del Delito y Servicios a la Comunidad. De acuerdo al currículum que aparece en la página electrónica del Gobierno de Morelos, Gloria García Luna trabajó en la Secretaría Técnica del Consejo Estatal de Seguridad Pública de San Luís Potosí. Antes había trabajado como subjefe de unidad en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional y en el Colegio Estatal de Seguridad Pública de Morelos (2001-2003), cuando Carvajal Guajardo y Cabeza de Vaca estaban en la SSP de Morelos.
“Morelos es un Estado que ha hecho un gran esfuerzo por combatir el crimen, por mantener el orden y la paz social”, afirmó García Luna el año pasado en una de sus visitas a Morelos cuando Cabeza de Vaca era titular de la SSP estatal.
Para cuidar las formas, Cabeza de Vaca presentó su renuncia a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado el 15 de mayo pasado. De acuerdo a fuentes del Gobierno de Morelos, el gobernador le pidió su renuncia. Según las investigaciones realizadas por la PGR y el Gobierno estatal, hay claros indicios de su presunto involucramiento con el narcotráfico. Horas después de su “renuncia”, fue detenido por la SIEDO y actualmente está en arraigo. La gran pregunta es a qué mando servían los tres funcionarios nombrados por Adame Castillo: Espinoza Luna, Vargas Rodríguez y Cabeza de Vaca. Al gobernador, a los narcotraficantes o a la AFI y la SSP Federal, o a una mezcla de todos.
Las dependencias federales deberán explicar por qué esos funcionarios seguían en sus nóminas aunque oficialmente ya no trabajaban ahí.