Bajo la advertencia de que serán “linchados” los criminales que sean sorprendidos cometiendo un delito, ciudadanos del pueblo de Tehuixtla, perteneciente al municipio de Jojutla realizaron una asamblea, en donde discutieron sobre el clima de inseguridad que priva en la comunidad.
Por la tarde de ayer vecinos de la comunidad de Tehuixtla se reunieron en la plaza principal del pueblo para discutir las estrategias de organización social que utilizarán a partir de estos momentos para hacerse justicia por su propia mano en contra de los delincuentes.
Ahí, los representantes de la comunidad, señalaron que se ha incrementado el número de asaltos a casas habitación y comercios; también advirtieron que el crimen mantiene asolados a los comerciantes a quienes los extorsionan con el pago de piso, de lo contrario, atentarían contra familiares.
En ese sentido, denunciaron que policías municipales de Jojutla, adscritos al mando único, ahora policía Morelos, no realizan actividades de prevención del delito, no investigan, ni realizan patrullajes, a pesar de los reclamos que se han realizado a las autoridades municipales.
Poco más de 200 vecinos de la comunidad decidieron organizarse y colaborar en la detención de los delincuentes que sean sorprendidos en el momento en que cometan algún ilícito. “Pero no los vamos a entregar a los policías, ni a las autoridades, los vamos a linchar”, advirtieron molestos por el clima de inseguridad de los que son víctimas.
Uno de los ciudadanos que prefirió mantener su nombre en el anonimato, advirtió que en Tehuixtla sí hay grupos de criminales que operan, que venden droga, que secuestran y extorsionan; “los propios policías del mando único saben quiénes son y cómo se mueven, pero no los detienen. Ya estamos cansados”, expuso.
En la comunidad de Tehuixtla del municipio de Jojutla, hay preocupación social por la inseguridad. Se expusieron varios hechos delictivos de los que han sido victimas familias del pueblo. “Ya es insoportable la inseguridad, ya no se puede vivir”, rezaba una señora ama da casa de alrededor de 50 años de edad, que insistía en que los pobladores se hicieran justicia con su propia mano.