2013/01/03

ANTONIO MORQUECHO VISITA IGLESIA DONDE SE CASO BIBY GAYTAN Y EDUARDO CAPETILLLO EN MORELOS

F
ue en las pantallas de cine en las que los mexicanos se enteraron, en 1952, de los pormenores de la boda de María Félix y Jorge Negrete a través del segmento informativo llamado Noticine, días después de que la noticia fuera dada por todos los diarios de la época. En aquel tiempo, la televisión tomaba por asalto a la sociedad, y aunque Emilio Azcárraga Vidaurreta y un grupo de ejecutivos quisieron convencer a la pareja de utilizar el “nuevo invento” para transmitir la unión, el estatus de estrellas de ambos y la popularidad de la que entonces gozaba el séptimo arte hizo inclinar la balanza hacia la pantalla grande. Tuvieron que pasar más de 30 años para que aquella caja mágica pudiera acreditarse plenamente y convencer a las celebridades de su proyección, y utilizarla como medio para dar a conocer sus enlaces matrimoniales en tiempo real. Christian Bach y Humberto Zurita fueron los primeros en transmitir su boda por el televisor; una ceremonia que reunió a más de tres mil invitados en una iglesia de Polanco el 3 de febrero de 1986, siendo la más concurrida después de la de Félix y Negrete, pero además, miles de televidentes se sintieron parte de ella gracias al invento que los hizo estrellas. “La gente se siente atraída por el sueño de la posibilidad, el cuento de hadas hecho realidad aunque sea en sus actores favoritos”, explica el psicólogo Jaime Viaña. Sería hasta 1994 cuando la influencia de la televisión se dejaría sentir, cuando Bibi Gaytán, entonces ídolo juvenil e ícono sexual, se casó con el más joven de la dinastía Capetillo, Eduardo, en una boda que dejó algunos millones de pesos en las cuentas de sus protagonistas por los derechos de transmisión. Las imágenes pasarían a la historia por mostrar a una contrayente visiblemente embarazada y un novio en traje de charro. El idilio entre la televisión y los famosos apenas comenzaba, y su influencia y penetración jugaron el papel que hoy las revistas tienen, al ser los vehículos para dar a conocer el momento más íntimo y feliz de una pareja: el día de su boda.